Sin duda, una de las edificaciones protagonistas de la edad media eran los castillos. Este elemento aparece en mi libro BAJO TIERRA y me gustaría contaros un poco más sobre ellos. ¿Qué es un castillo?

Del latín castellum, diminutivo de castrum es, según la definición del Diccionario de la RAE, un «lugar fuerte, cercado de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones».

Existe todo un conjunto de edificaciones militares que guardan analogías con el castillo, como el alcázar, la torre, el torreón, la atalaya, el fuerte, el palacio fortificado, la ciudadela o la alcazaba, lo que el castillo encierra es un patio de armas, en torno del cual se sitúan una serie de dependencias y que dispone por lo menos de una torre habitable.

Generalmente los castillos tienen cuatro torres, dos torreones y el resto de los elementos depende de metros cuadrados del mismo. Construidos como vivienda del rey y todo su servicio, o para el señor de una tierra concreta.

Si bien los primeros castillos datan del siglo IX -simples torres de madera-, su origen es más antiguo y tienen precedentes en la arquitectura militar de la Grecia clásica. En la Alta Edad Media, se utilizaba como cerco defensivo una mera empalizada de madera, pero la evolución del armamento y de las técnicas militares hicieron inservible este procedimiento; más adelante, se confió en la solidez de las construcciones en piedra y en la altura de los muros que con este material podía alcanzarse.

Aunque los castillos feudales proliferaron durante la Edad Media, el castillo no solo cumplía funciones puramente castrenses, sino que servía también de residencia a los señores de la nobleza y a los propios reyes, llegando con el tiempo a ser un auténtico palacio fortificado. Si bien podía estar enclavado en los núcleos urbanos, lo común es que se situase en lugares estratégicos, normalmente en puntos elevados y próximos a un curso de agua para su abastecimiento, desde donde pudiera organizarse la propia defensa y la de las villas que de él dependían.

A partir del siglo XVI, con el ocaso del feudalismo y la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones palaciegas en la corte. Por este motivo, y porque quedaron obsoletos en su función militar, los castillos perdieron todo interés y decayeron hasta la actual ruina de la mayor parte de todos ellos.

España es denominada la tierra de los castillos, porque es uno de los países donde, en la edad media, más abundaron estas edificaciones.

Uno de los castillos más impresionantes de la geografía española y mejor rehabilitado se encuentra en Manzanares el real.

Por sorprendente que parezca muchas de estas edificaciones están a la venta, entre 1 euro y 800.000 euros. Dependiendo de grado de conservación.

Si queréis vivir una aventura ambientada en una de estas maravillosas edificaciones, con BAJO TIERRA disfrutaréis de principio a fin. ¡Os animo a leerlo!