Uno de los elementos más llamativos de mi obra de teatro Amor sin intereses son las prendas que utilizan algunos personajes femeninos en la obra, como el burka, el niqab, el hijab y otras ropas que visten las mujeres que practican algunas ramas del islam.
Aunque, por lo que he podido investigar, entre los versos del Corán no existe ningún requisito de que las mujeres se cubran el rostro con un velo, o que tapen su cuerpo con el burka de cuerpo completo (también llamado «burka afgano» o «chador»); muchos musulmanes interpretan que las tradiciones recogidas de la vida de Mahoma requieren, tanto a los hombres como a las mujeres, vestirse y comportarse modestamente en público. Sin embargo, esto tiene distintos puntos de vista que cambian de erudito islámico (o «ulema») a erudito islámico y de comunidad a comunidad. Algunas interpretaciones consideran que el velo no es obligatorio, por ejemplo, mientras que otras sí; o tienen excepciones respecto a llevarlo frente a invidentes u hombres homosexuales, entre otros casos.
Este tipo de prenda encuentra su origen en los desiertos, mucho antes de la llegada del islam. Tanto hombres como mujeres la vestían, y de hecho la siguen vistiendo en esos lugares, debido a sus dos funciones principales: primero, actuaba como protección contra los vientos fuertes; y segundo, en concreto las mujeres la visten para su protección, ya que la máscara completa, al tapar los rasgos, las camuflaba de los posibles asaltantes durante las travesías, los cuales podrían raptarlas. El protegerse detrás de esta tela reducía considerablemente la probabilidad de ser raptadas por no ser distinguidas fácilmente de jóvenes o de ancianas en el tumulto del asalto.
Antes mencionaba que otro nombre para el burka completo es «burka afgano». Esto se debe a que dicha prenda se volvió obligatoria en Afganistán cuando este país cayó bajo el mandato de los talibanes. En concreto, el burka afgano cuenta con las siguientes características: un velo tupido cubre los ojos, impidiendo a quien la usa pueda ver normalmente, puesto que el enmallado que compone la parte situada sobre los ojos limita la visión lateral, volviendo compleja la ubicación espacial. Además, este tipo de burka ejerce una fuerte presión o peso sobre la cabeza. La extensión promedio de esta prenda es hasta la altura de los pies.
La introducción inicial en Afganistán se produjo, sin embargo, a principios del siglo xx, durante el mandato de Habibullah (1901-1919), quien impuso su uso a las mujeres que componían su numeroso harén para evitar que la belleza del rostro de éstas tentara a otros hombres. Así pues, el burka se convirtió en una vestimenta utilizada por la clase alta, que de este modo se aislaba del pueblo llano, evitando así su mirada.
En la década de los 50, su uso se generalizó en la mayoría de la población, si bien seguía siendo una prenda típica de las clases acomodadas. Poco a poco se extendió entre todas las capas sociales en un acto de imitación de la clase alta, ya que se consideraba un símbolo positivo de estatus social.
Finalmente, el burka, como ya sabemos, es objeto de debate público en diferentes países, también entre los propios musulmanes porque, como ya hemos visto, existen distintas interpretaciones respecto a la modestia; y es denunciado como un símbolo de la opresión de la mujer por parte de esta religión, al igual que otra serie de prácticas.
Si bien es un tema cultural no proveniente, en realidad, de las enseñanzas islámicas, al final se ha vuelto un símbolo vinculado a los seguidores del islam. Incluso la prenda de vestir que cubre la cara, el niqab, o la que cubre el cabello, el hijab; se ha convertido en un tema político controvertido en varios países de Europa, donde algunos políticos y grupos abogan por su prohibición por diversas razones; mientras que otros lo apoyan al considerarlo una prenda cultural que debe respetarse. En conclusión, siempre es bueno informarnos de este tipo de temas para formarnos nuestra propia opinión al conocer sus diversos usos, su historia, su simbología religiosa, sus polémicas y otras cosas; y para mí fue una parte clave de la investigación que realicé para escribir Amor sin intereses, ya que quería mostrar verazmente el uso de esta prenda entre los personajes femeninos de religión musulmana que aparecen en la obra.
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